Una vez me dijeron que un texto te deja de pertenecer en el momento en que lo rubricas con el punto final. A partir de ahi pasa a ser propiedad de quienes lo leen. Y cada uno tiene su propio texto. De ser cierto tengo que pedirte comprensión, algo de cariño, paciencia y buen humor cuando no pienses como yo...que será en muchas ocasiones.Espero que este blog sea un humilde homenaje a aquellas reuniones nocturnas de nuestros abuelos; leoneses que compartían vivencias y opiniones al calor de la lumbre.
Bienvenido a este lugar que ya es de los dos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

TRAFICANTES DE ILUSIONES

Pues me siento tremendamente triste. Y contrariado. Creo que no hay ninguna sensación que te devuelva tanto a la infancia como un ídolo caído. Porque el deporte saca nuestro lado más primario, pero también nuestro yo más infantil, el que cree en superhéroes capaces de llegar donde tú nunca lo harás, el que te hace ilusionarte con gestas ajenas como si fueran propias y el que consigue hacer partícipe de tu vida a personajes que ni siquiera has visto en persona. Ni falta que hace.
Resulta enormemente complicado explicarle a alguien que no le gusta el deporte las sensaciones que nos produce a los que sí nos gusta, a los que incluso nos apasiona. Es casi imposible hacerle entender que se puede llorar por un gol de Torres que abre la puerta que nunca pensaste que verías tras vivir una decepción cada dos años. Hacerle cómplice de la emoción que se siente al ver a Nadal tirado en el suelo, roto de cansancio y alegría. El orgullo que causa ver como Gasol doblega amasijos de músculos para triunfar sobre la cúspide del showtime. O la fuerza que te daba cada triunfo de Induráin para luego salir a pedalear y seguir su estela. Escapa a la lógica, y es lo bonito.
Pero también es duro cuando pasan estas cosas por lo engañado que te sientes. Porque has alentado a nuestra Marta Domínguez, has deseado que no se tropezara en esa última valla, que tuviera fuerzas para ganar en el sprint a las africanas, has vibrado con ella y la recuerdas con su cinta rosa al pelo y con el orgullo indomable. Has sonreído cuando se ha puesto la bandera de España al hombro y la medalla de oro por montera y piensas que un trocito de ese oro es tuyo aunque no lo es, claro que no. Y ahora te caes del caballo y sientes como si Marta te hubiese traicionado. Todo era mentira, supongo. Empiezan a aparecer ex entrenadores despechados, profetas del pasado y lapidadores profesionales al grito de “esto se veía venir, ya era hora de que alguien hiciese algo porque era vox pópuli”. E incluso te duele y te sientes más ingenuo que nunca porque parece que todo el bloque de vecinos lo sabía menos tú que seguías engañado.
Y aún hay muchos grandes que están limpios. Muchas estatuas que admirar y trofeos que levantar sin miedo a que las asas se rompan y caigan encima de nuestra cabeza. Ahí están los Gasol, Nadal, Xavi, Casillas, Iniesta, Jorge Lorenzo, Mengual… Héroes cada uno de lo suyo. Pero siempre sobrevuela la sensación de tener una ruleta rusa sobre tus ídolos; de preguntarte quien será el siguiente de ellos. Porque tampoco nunca pudimos sospechar de nuestra Marta.

ZAPATERO 2.0

Se ha escrito tanto de Tomás Gómez que resulta casi imposible decir algo novedoso. Son la pareja de moda en España: Tomás Gómez y Belén Esteban, con la diferencia de que lo de la segunda parece no ser ya una simple moda pasajera.
A mi Tomás Gómez me parece cuña de la misma madera. A Zapatero también se lo debe parecer puesto que le usó como ariete contra Simancas. Lo cierto es que son muy parecidos: políticos cuya mayor aval es su sectarismo y su forma de vida encantar serpientes. De Tomás Gómez ya sabemos hasta su talla de ropa interior por los medios: vigoréxico, estudiante, aplicado, tenaz, trabajador, inteligente, buen comunicador. Cuesta saber que hay de cierto y cuanto de literatura o propaganda. Lo cierto es que al menos, se ha enfrentado varias veces con las urnas saliendo siempre victorioso. Y sabemos, por tanto, dos cosas en las que gana a Zapatero puesto que éste la primera vez que se presentó a una elección fue a la de la Presidente del Gobierno. Y la primera vez que gestionó algo además de la economía doméstica con ayuda de Sonsoles fue un país.
Pero este Tomás Gómez parece tener más fondo que Zapatero dicen, de ZP sabemos que su armario ideológico está formado por el sectarismo y el rencor. Un tipo que hace de la falta de empatía su arma para arriesgar con las personas y su futuro. Un tipo peligroso para su entorno, el problema es que su entorno somos 46 millones de españoles.
Gómez es sectario y, además, rojo, muy rojo. Como Bermejo: rojo de los que creen que eso no es un pensamiento político sino una virtud, un don con el que unos pocos agraciados nacen. Rojo de los de no acudir a un acto en conmemoración de las víctimas del 11-M o defender la supresión de la escuela concertada sin importarle el agujero que causaría a miles de familias,
Se ha analizado mucho la victoria de Tomás Gómez y, en efecto, hay una buena dosis de razón en todos los análisis realizados:
-Su gran aval ha sido decir no a Zapatero dejando que los medios le parodiasen como un tirano que mueve piezas a su antojo desde su despacho en Moncloa. Ha sabido cultivar su fama de rebelde contra el aparato y el poder establecido.
-Ha canalizado el rechazo amplísimo a la política y figura de Zapatero dentro de su candidatura.
-Ha sabido manejar los medios de comunicación. Por un lado ha sabido vender su candidatura a través de un relato convincente construido por Torres Mora jugando con varias barajas y por otro, ha hecho un seguimiento especial de los mass media favoreciendo una constante retroalimentación con los mismos.
-Incluso, se ha dejado hacer ver como un outsider, él que lleva siglos en la cosa pública.
Pero, por encima de todo, hay dos factores que han jugado a su favor y nada han tenido que ver con él:
-Torres Mora, un rebotado de Zapatero, un despechado de su política de tierra quemada. El que fuera su speechwriter se ha cambiado de bando construyendo el relato de Tomás Gómez, “el hombre que dijo no”. De ahí que reconozcamos el mismo fondo en ambos, porque es el mismo: otra persona, otro cerebro. De ahí también la vacuidad intelectual de ambos personajes.
-Zapatero ha demostrado que, del mismo modo que ganó primero el PSOE y luego España ha ido perdiendo ambos. Lleva demasiado tiempo encerrado, alejado, en su búnker, sin escuchar a nadie. Ya ni reconoce a los suyos. Un error de infantiles: pensar que el afiliado socialista, fervoroso izquierdista, iba a elegir entre un cartel centrista y un rojo radical al primero de los dos es vivir en la inopia. Pensar que se iba a decantar por una galáctica en chupa de cuero en vez de por el caudillo que lleva haciendo y deshaciendo en las bases madrileñas durante los tres últimos años es soñar despierto.

Sea como fuere, Tomás Gómez tiene delante de si una auténtica bestia política, un huracán de ideas y votos, especialista en dejar políticos para el arrastre. Lo que está claro es que aquí hay un perdedor y una ganadora: Zapatero y Esperanza Aguirre.