Una vez me dijeron que un texto te deja de pertenecer en el momento en que lo rubricas con el punto final. A partir de ahi pasa a ser propiedad de quienes lo leen. Y cada uno tiene su propio texto. De ser cierto tengo que pedirte comprensión, algo de cariño, paciencia y buen humor cuando no pienses como yo...que será en muchas ocasiones.Espero que este blog sea un humilde homenaje a aquellas reuniones nocturnas de nuestros abuelos; leoneses que compartían vivencias y opiniones al calor de la lumbre.
Bienvenido a este lugar que ya es de los dos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

ZAPATERO 2.0

Se ha escrito tanto de Tomás Gómez que resulta casi imposible decir algo novedoso. Son la pareja de moda en España: Tomás Gómez y Belén Esteban, con la diferencia de que lo de la segunda parece no ser ya una simple moda pasajera.
A mi Tomás Gómez me parece cuña de la misma madera. A Zapatero también se lo debe parecer puesto que le usó como ariete contra Simancas. Lo cierto es que son muy parecidos: políticos cuya mayor aval es su sectarismo y su forma de vida encantar serpientes. De Tomás Gómez ya sabemos hasta su talla de ropa interior por los medios: vigoréxico, estudiante, aplicado, tenaz, trabajador, inteligente, buen comunicador. Cuesta saber que hay de cierto y cuanto de literatura o propaganda. Lo cierto es que al menos, se ha enfrentado varias veces con las urnas saliendo siempre victorioso. Y sabemos, por tanto, dos cosas en las que gana a Zapatero puesto que éste la primera vez que se presentó a una elección fue a la de la Presidente del Gobierno. Y la primera vez que gestionó algo además de la economía doméstica con ayuda de Sonsoles fue un país.
Pero este Tomás Gómez parece tener más fondo que Zapatero dicen, de ZP sabemos que su armario ideológico está formado por el sectarismo y el rencor. Un tipo que hace de la falta de empatía su arma para arriesgar con las personas y su futuro. Un tipo peligroso para su entorno, el problema es que su entorno somos 46 millones de españoles.
Gómez es sectario y, además, rojo, muy rojo. Como Bermejo: rojo de los que creen que eso no es un pensamiento político sino una virtud, un don con el que unos pocos agraciados nacen. Rojo de los de no acudir a un acto en conmemoración de las víctimas del 11-M o defender la supresión de la escuela concertada sin importarle el agujero que causaría a miles de familias,
Se ha analizado mucho la victoria de Tomás Gómez y, en efecto, hay una buena dosis de razón en todos los análisis realizados:
-Su gran aval ha sido decir no a Zapatero dejando que los medios le parodiasen como un tirano que mueve piezas a su antojo desde su despacho en Moncloa. Ha sabido cultivar su fama de rebelde contra el aparato y el poder establecido.
-Ha canalizado el rechazo amplísimo a la política y figura de Zapatero dentro de su candidatura.
-Ha sabido manejar los medios de comunicación. Por un lado ha sabido vender su candidatura a través de un relato convincente construido por Torres Mora jugando con varias barajas y por otro, ha hecho un seguimiento especial de los mass media favoreciendo una constante retroalimentación con los mismos.
-Incluso, se ha dejado hacer ver como un outsider, él que lleva siglos en la cosa pública.
Pero, por encima de todo, hay dos factores que han jugado a su favor y nada han tenido que ver con él:
-Torres Mora, un rebotado de Zapatero, un despechado de su política de tierra quemada. El que fuera su speechwriter se ha cambiado de bando construyendo el relato de Tomás Gómez, “el hombre que dijo no”. De ahí que reconozcamos el mismo fondo en ambos, porque es el mismo: otra persona, otro cerebro. De ahí también la vacuidad intelectual de ambos personajes.
-Zapatero ha demostrado que, del mismo modo que ganó primero el PSOE y luego España ha ido perdiendo ambos. Lleva demasiado tiempo encerrado, alejado, en su búnker, sin escuchar a nadie. Ya ni reconoce a los suyos. Un error de infantiles: pensar que el afiliado socialista, fervoroso izquierdista, iba a elegir entre un cartel centrista y un rojo radical al primero de los dos es vivir en la inopia. Pensar que se iba a decantar por una galáctica en chupa de cuero en vez de por el caudillo que lleva haciendo y deshaciendo en las bases madrileñas durante los tres últimos años es soñar despierto.

Sea como fuere, Tomás Gómez tiene delante de si una auténtica bestia política, un huracán de ideas y votos, especialista en dejar políticos para el arrastre. Lo que está claro es que aquí hay un perdedor y una ganadora: Zapatero y Esperanza Aguirre.

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