Una vez me dijeron que un texto te deja de pertenecer en el momento en que lo rubricas con el punto final. A partir de ahi pasa a ser propiedad de quienes lo leen. Y cada uno tiene su propio texto. De ser cierto tengo que pedirte comprensión, algo de cariño, paciencia y buen humor cuando no pienses como yo...que será en muchas ocasiones.Espero que este blog sea un humilde homenaje a aquellas reuniones nocturnas de nuestros abuelos; leoneses que compartían vivencias y opiniones al calor de la lumbre.
Bienvenido a este lugar que ya es de los dos.

domingo, 27 de junio de 2010

PUES TIENE RAZÓN AÍDO...

Pensé que nunca iba a decir eso, pero sí, parece que Bibiana Aído esta vez, y estoy seguro de que no sentará precedente, puede tener razón. La cosa viene sobre la iniciativa lanzada por el Partido Popular acerca de la penalización por el uso del burka, chador, etc…
Por partes, hace unas fechas lo hablaba con una persona que me daba la solución en no penalizar el uso de esta prenda sino en informar y formar. Es decir, nunca prohibir puede ser la forma de avanzar, nunca restringir la libertad es el camino del desarrollo. Más bien, informar y tratar de que la cultura islámica avance, deje de vejar a la mujer para que llegue a ser tratada como igual incluso en la vestimenta. Es una apreciación en la que no estoy de acuerdo porque, en definitiva, es un problema tan enraizado como que viene desde el principio, el génesis del nacimiento islámico. Allá cuando el profeta Mahoma decidió que tenía la vida ganada con su casamiento y era momento de dedicar su vida hacer adeptos en su camino. Como toda buena religión que se precie, las supuestas palabras del profeta han sido tergiversadas con fines políticos hasta pasar de la religión islámica a la cultura islámica. Pasar del “esfuerzo en el camino de Dios” a hacer “la guerra santa en pos del Islam” va un solo paso; el mismo que pasar de “el buen decoro en el vestir” hasta “esconder el rostro y cuerpo femenino”. Es lo mismo que pasar de los hadiz que ensalzan la figura de la mujer a la absoluta marginzación y humillación la que se ven sometidas en la comunidad islámica desde hace siglos. Y en esas andamos, que confiar en el buenrollismo y la apertura hacia las buenas y civilizadas costumbres del mundo islámico es confiar en la posibilidad de una utopía. Un imposible en el que pocos creen.
También me decía, claro, que es, en definitiva, una decisión personal sobre la estética. Y pienso yo que comparar la vestimenta hiyab con una estética mod o gótica olvidando todos los matices de injusticia, degradación moral, e incluso falta de voluntariedad personal es una perversión a la que sólo puede llegar una sociedad que vive instalada en el relativismo de la forma más escandalosa. Por ahí llegamos a las palabras de Bibiano Aído.
Decía la ministra de Igualdad que castigar el uso de burka podría ser “señalar y penalizar aún más a las afectadas”. Y tiene razón en eso. Por ahí le puedo comprar el argumento. Pero a medias y como siempre, porque donde había una buena reflexión coloca un borrón tachando al PP de “oportunismo político” y pide “alejar el debate de la política” lo cual me sugiere varias ideas:
Esta mujer aún no sabe que es la política ni para qué sirve. Pocas cosas hay que necesiten tanto de un debate político como este tipo de cuestiones.
Que el partido del marketing político y el electoralismo ideológico por excelencia venga a reconvenir una iniciativa de otra formación cuanto menos invita a una profunda reflexión ética y estética, o por decirlo en román paladino, esta tipa gasta una jeta que le llega al suelo.
Por finalizar, existen varias alternativas y desde luego ninguna es la acertada. No parece coherente esperar a que los más recalcitrantes chiíes decidan de la noche a la mañana equiparar a la mujer al hombre y dejar de vejarla y denigrarla. No parece propio de ellos, por mucho que les haya invadido el espíritu del buenrollismo y la Alianza de Civilizaciones. No parece tampoco buena idea una prohibición de forma directa o indirecta y subrepticia (como lo ha hecho el PSOE en varias poblaciones catalanas). Y no conviene dejar pasar por alto la convivencia con una situación injusta a todas luces en nuestro propio país. ¿La solución? Habrá que encontrarla si la hay, que como en todas las cosas de la fe, la religión y demás vaínas tiene demasiados componentes y demasiadas aristas. De momento, el Partido Popular ha puesto sobre la mesa un problema y una posible solución. Al PSOE ni está ni se le espera, porque el rollo de la igualdad y el feminismo sólo mola cuando recauda votos…

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