Ya, ya sé que sois legión los que pensáis que el alcalde de León es tonto del culo. También hay un montón de leoneses que creéis que Paco Fernández es bobo completo, integral. En parte es normal, supongo, cuando habla el hombre da esa sensación. Además las decisiones que toma en la ciudad no ayudan a romper con su imagen precisamente. Pero no, hoy nos ha sorprendido a todos. Que va, que va, de bobo no tiene un pelo y de tonto menos. Lo que tiene es un morro que se lo pisa, que lo arrastra y le da vueltas. ¡Qué jeta se gasta el gachó! Pues hoy no ha salido llamando franquistas al grupo municipal del PP, con un par el tío. Total, sabe que le va a salir de gratis, como todo lo que hace.
La historia viene porque el grupo municipal popular denunció una situación un tanto extraña que pasó hace unas semanas. Con más educación de la debida, criticaron que todos los leoneses le estamos pagando de nuestros bolsillos un curso de protocolo y no sé que más, a uno de sus cargos de confianza y a la sazón, actual pareja sentimental (eso lo omitieron, pero lo digo yo).
Y ha salido el jeta éste, con toda la demagogia del mundo, acusando a Cayón y cía. de “policía franquista que intenta decirme quien son o quien pueden ser mis amigos o con quien puedo ir o no a tomarme un vino”. Y claro, a alguien normal lo primero que se le ocurre es que este tío es bobo, tonto y además le faltan cuatro veranos. Pero no, que va. Nuestro alcalde es listo, muy listo y muy malo también. Lo que no quiere decir Fernández es que el dinerito del curso lo tenía que haber puesto él o su pareja sentimental y cargo de confianza de su bolsillo y no del mío, por ejemplo. Porque claro, empezamos pagando cursos a cargos puestos a dedo y a saber cómo acabamos. Y para aguantar una bola (trola) así y encima pretender defenderse atacando y subir a la red a rematar hay que ser muy buen tenista. O tener las pelotas tan cuadradas como las tiene nuestro Raquetas.
En el fondo, la cosa es sería. Más allá de los insultos de esta ningunidad política que tenemos por alcalde. La cosa es seria porque demuestra la grave confusión entre lo público y lo privado que tiene el PSOE y eso sí tiene más delito.
La historia viene porque el grupo municipal popular denunció una situación un tanto extraña que pasó hace unas semanas. Con más educación de la debida, criticaron que todos los leoneses le estamos pagando de nuestros bolsillos un curso de protocolo y no sé que más, a uno de sus cargos de confianza y a la sazón, actual pareja sentimental (eso lo omitieron, pero lo digo yo).
Y ha salido el jeta éste, con toda la demagogia del mundo, acusando a Cayón y cía. de “policía franquista que intenta decirme quien son o quien pueden ser mis amigos o con quien puedo ir o no a tomarme un vino”. Y claro, a alguien normal lo primero que se le ocurre es que este tío es bobo, tonto y además le faltan cuatro veranos. Pero no, que va. Nuestro alcalde es listo, muy listo y muy malo también. Lo que no quiere decir Fernández es que el dinerito del curso lo tenía que haber puesto él o su pareja sentimental y cargo de confianza de su bolsillo y no del mío, por ejemplo. Porque claro, empezamos pagando cursos a cargos puestos a dedo y a saber cómo acabamos. Y para aguantar una bola (trola) así y encima pretender defenderse atacando y subir a la red a rematar hay que ser muy buen tenista. O tener las pelotas tan cuadradas como las tiene nuestro Raquetas.
En el fondo, la cosa es sería. Más allá de los insultos de esta ningunidad política que tenemos por alcalde. La cosa es seria porque demuestra la grave confusión entre lo público y lo privado que tiene el PSOE y eso sí tiene más delito.
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