Ha dicho Abel Pardo lo que ya todos sabíamos: ahora va por libre por aquello de llevarse mal con Chamorro. No es nada nuevo ni desconocido. Siempre he reconocido en Pardo al político más inteligente, carismático, talentoso y trabajador de cuantos habitan nuestro viejo y triste reino. Es un político de raza. Pero siempre le ha faltado aquello de "chicos seguidme, que doy la cara y os guio". Al final, lo que ha hecho siempre, como esta vez, son sus enjuagues para buscar a alguien que diese la cara por él, como ha hecho con Tejerina, como hizo con Chamorro, con todos en definitiva. ¿Por qué? Veámos, si Pardo coge a sus cinco acólitos del club de la X en Conceyu, al escritor leonés que tanto le defiende, a algún que otro intelectual y a los que se dejen de los colectivos ciudadanos leonesistas y se presentara a las elecciones como cabeza de cartel, ¿qué pasaría? probablemente no sacaría ni patita de concejal. ¿por qué? porque aunque sea el más trabajador, el más listo, el que más ideas aporta siendo, eso sí, la gran mayoría trasnochadas, inútiles, dañinas y muy sectarias al final los leoneses percibimos de él la imagen que el mismo nos ha querido dar: un radical irresponsable que usa el leonesismo como cortijo para él y lo suyos. De otro modo, es un gran ideólogo/estratega/cambalachista pero ni quiere ni sabe ni puede ser un líder.
Con todo, los leonesistas que votaran a UPL en las pasadas municipales seguro se siente más identificados en la mayoría de mociones e ideas presentadas por Pardo que en las de Chamorro. Porque uno se ha pasado cuatro pueblos, ha jugado con fuego y es un manipulador nato que vive en su mundo lo cual es cuanto menos peligroso cuando te dejan responsabilidades de gobierno. Pero al menos sabías lo que votabas. El otro, por su parte, se ha dedicado al vil sometimiento socialista, ejerciendo de rehén perfecto. Al final, como se vió el otro día en los desayunos con el alcalde quedó claro que la única misión de Chamorro es servir el café caliente y la bollería fresca a Paco Fernández.
Al final, el poso amargo que queda es la reflexión del título de este artículo. La política leonesa es un gran negocio y cuando a uno lo echan o ve cerca su final en una empresa decide hacerse autónomo para seguir recaudando.
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