Una vez me dijeron que un texto te deja de pertenecer en el momento en que lo rubricas con el punto final. A partir de ahi pasa a ser propiedad de quienes lo leen. Y cada uno tiene su propio texto. De ser cierto tengo que pedirte comprensión, algo de cariño, paciencia y buen humor cuando no pienses como yo...que será en muchas ocasiones.Espero que este blog sea un humilde homenaje a aquellas reuniones nocturnas de nuestros abuelos; leoneses que compartían vivencias y opiniones al calor de la lumbre.
Bienvenido a este lugar que ya es de los dos.

lunes, 11 de enero de 2010

MINGOTE, FORGES...Y AHORA LUCÍA MÉNDEZ


Supongo que muchos conozcáis a Lucía Méndez. Zamorana, integrante del Consejo Editorial del diario EL MUNDO, excelente articulista. Uno de esos modelos que alguien gusta de seguir cuando se dispone a teclear. Sus textos destilan claridad, coherencia y un puntito demagogo que nunca viene mal. En una de sus últimas columnas hacía un repaso tan superficial de los jóvenes españoles que casi acababa siendo una burda e injusta caricatura. Méndez va saltando de tópico en tópico sin dejarse ninguno por el camino hasta llegar a una absurda conclusión final. Aparatos lúdicos y tecnológicos de última generación, perfumes caros, alcohol, redes sociales, infames series de televisión, más alcohol, malas contestaciones, fiestas, extrañas vestimentas y, por supuesto, alcohol, muchísimo alcohol. Todo ello para acabar llegando a la aguda resolución de que como nos sobra de todo y vivimos tan acomodados necesitamos estar al borde del coma etilíco para sentirnos vivos. Toma ya.
A título personal me disgusta que una brillante periodista como Lucía Méndez haya caído en la trampa o, por mejor decir, quiera agrandar la tela de araña que trata de caricaturizar a los jóvenes españoles. La tela de araña que lleva grabado a fuego el perfil de borrachos, consentidos y maleducados. Lo que ocurre es que el problema va más allá y obcecarse con Lucía Méndez sería cometer su mismo error: permitir que los árboles nos impidan ver el bosque. En su caso se refiere de forma exclusiva a los adolescentes, por lo que se desprende del texto chicos que aún no han pisado las aúlas del bachillerato. Al final, siempre es lo mismo, unos reivindicándose como la generación mejor preparada de la historia, los mayores tratando de dibujar a los sucesores como irrespetuosos vagos que han recibido todo hecho. Siempre ha sido así y siempre será del mismo modo. Lo que está claro es que pretender equiparar útiles informáticos con el abuso del alcohol sólo puede obedecer a vivir alejado de la realidad. Tambien está claro, una vez más, el maltrato que sufren los jóvenes por parte de los medios de comunicación. Claro que hay jóvenes contestatarios y respondones, en numero similar al de cuarentones maleducados. Del mismo modo que los adolescentes se enganchan a la red social de moda como lo hace nuestra anciana vecina a vivir en el rellano de la escalera oído avizor. Exactamente igual que las lamentables series juveniles gozan del mismo predicamente que las faranduleras de turno en horario de sobremesa.
Por eso que, cada uno tenemos nuestras taras, vicios y defectos. La injusticia viene cuando aislamos una parte para que el conjunto no nos chafe la noticia o la columna fácil cargada de crítica social. Decir que todos los jóvenes somos borrachos, maleducados, desinformados, pasotas y desagradecidos es tan injusto como decir que todos los periodistas son mentirosos, manipuladores, poco profesionales, vengativos y parciales. La realidad es que sólo lo son algunos, en los dos casos.

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